sáb. Nov 23rd, 2024

Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANO Latinoamérica, empresa de capacitación para asociaciones civiles y otras figuras no filantrópicas

Dicen que antes las grandes irrupciones las personas muestran “de que están hechos”. Es decir, si tienen la fuerza y convicción para enfrentar los embates y salir fortalecidos de las crisis. Algunos le denominan a este poder “coraje”.

Aunque el ritmo del cambio puede paralizar a algunos ejecutivos, debe asumirse mayor dinamismo para tomar riesgos y enfrentar el fracaso.

No son tiempos de dubitación, lentitud o tibieza. Se requiere un liderazgo dinámico, dispuesto a innovar y probar nuevas maneras de abordar una realidad altamente convulsa y cambiante.

Hoy, más que nunca, los líderes empresariales deben tener la confianza y  fortaleza para tomar una decisión cuando no hay una respuesta y los márgenes entre lo correcto o equívoco se desdibujan.

Jugar a lo seguro, pasar desapercibidos y no se arriesgarse es una fórmula de gestión anodina que puede funcionar cuando “existen aguas tranquilas”. Pero ante lo imprevisible y convuldo esa posición es errada y conlleva al fracaso a cualquier líder y a su organización. Vivimos una era en la que la cautela está proscrita.

Las organizaciones lucrativas y las que no lo son, buscan líderes que den grandes cambios y, si tropiezan, descubran qué salió mal y lo vuelvan a intentar.

Por eso, las empresas miran con reticencias las hojas de vida que muestran ascensos suves de éxitos constantes. Los tradicionalistas, mesurados y convencionales no son ideales en tiempos convulsos.

Hoy se imponen los líderes con decisión, arriesgados y de reacciones rápidas. Hoy se requieren buscadores innatos de oportunidades e innovación. Los llamados protectores de marca, los que siempre dicen “no”, en nuestra era están proscritos.

Cuando el mundo de los negocios era más estable y predecible, el enfoque conservador y de cautela funcionó. Hoy ya no es suficiente. Se requiere tomar decisiones, tener un punto de vista, actuar. La inmovilidad sólo implica quedar atrás rápidamente.

Necesitamos “coraje” para desafiar, innovar, emprender y actuar. Como siempre, las figuras no lucrativas son pioneras en esta tendencia que prevalecerá en todo tipo de industrias en los próximos años.

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