El presidente , Andrés Manuel López Obrador, rechazó la idea de intensificar las deportaciones de migrantes después de su llamada con el presidente estadounidense, Joe Biden, y la nueva orden ejecutiva de Washington para limitar el asilo en la frontera.
Durante su conferencia matutina en Palacio Nacional, López Obrador fue interrogado sobre si había aumentado los operativos contra migrantes tras su conversación con Biden sobre la nueva orden en Estados Unidos.
“No. Ustedes en La Jornada, que son excepcionales, no quiero generalizar, pero a veces quisieran mandar el mensaje de que somos iguales, de que no hubo cambio. Nosotros no desaparecemos, nosotros no violamos derechos humanos, nosotros no torturamos, nosotros no reprimimos”, respondió López Obrador.
Respecto a la nueva medida de Biden que permitirá deportar a quienes no cumplan con estrictos estándares de asilo cuando se supere cierto número de detenciones diarias en la frontera, López Obrador descartó su impacto.
Estas declaraciones se dan después de que agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Guardia Nacional (GN) desalojaran un campamento con entre 300 y 500 migrantes en Ciudad de México. Los migrantes fueron trasladados en autobuses a estados vecinos como Morelos, Puebla e Hidalgo.
“No tengo información”, insistió López Obrador varias veces, prometiendo ofrecer detalles del operativo más tarde.
Estos sucesos tienen lugar mientras la migración irregular interceptada por México se triplicó en el primer trimestre del año hasta alcanzar un récord de casi 360 mil personas.
A pesar de la nueva orden ejecutiva, Biden y López Obrador acordaron en abril “trabajar juntos para implementar de inmediato medidas concretas con el fin de reducir significativamente los cruces fronterizos irregulares”.
López Obrador se comprometió a cooperar con Estados Unidos ante esta medida, incluyendo los vuelos para deportar a migrantes, aunque reiteró su solicitud de devolver “de manera directa” a los extranjeros a sus países de origen en lugar de a México.