sáb. Nov 23rd, 2024

Por Ivette Estrada

En la oficina el líder camaleónico es el rey. Es el que posee mayor versatilidad.

La versatilidad es el signo indiscutible de la adaptación al cambio. Es la característica de quien crea oportunidades y genera resiliencia. También es el innegable “don” del éxito y la vigencia.

Se presagió hace mucho tiempo. Charles Darwin identificó la capacidad de adaptación como signo de supervivencia, no la fuerza. El mensaje general hoy prevalece a nivel personal y empresarial al incidir en la capacidad de obtener oportunidades.

De manera simultánea, la creatividad e innovación también se asocian con el grado de versatilidad que se posea. Dominar más de una disciplina y luego combinarlas permite forjar nuevas ideas e inventos. Más aún, esta característica se impone en el liderazgo.

Incesantes desafíos como interrupciones de la cadena de suministro, inflación, polarización política y disturbios globales así como el aumento de la tasa de cambio tecnológico como la IA generativa y aplicada, hoy afectan drásticamente a los modelos de negocio y la forma en que trabajan las personas.

Aunado a esto, aparecen la convergencia generacional en el lugar de trabajo; miembros de la generación silenciosa y bbay boomer laboran con la generación X, Millenialls y miembros de la generación Z.

Para hacer frente a estos desafíos, los líderes requieren versatilidad en las experiencias en su carrera, aprendizaje de cosas nuevas e interacción con una variedad de partes interesadas.

Los buenos líderes continuamente se desafían a sí mismos y a sus organizaciones. Se rehúsan a estar mucho tiempo en su zona de confort. Esto contradice una práctica organizacional habitual: destacar en un reducido grupo de habilidades para llegar a la cima.

Sin embargo, tener una sola fuerza limita la dirección y gestión. Se requerirán otros conocimientos y habilidades a lo largo de la transformación de la compañía.

Alto aquí: conviene ser realistas. Un directivo exitoso no es un “sabelotodo” pero si está atento a rodearse de los mejores consultores sobre tareas específicas. Comúnmente esos expertos están en la línea media del organigrama: saber de funciones operativas concretas, pero también de la visión de la C Suite.

La versatilidad permite a un líder ayudar a los directivos a interactuar de manera efectiva con los empleados y otras partes interesadas y tener un gran impacto en el resultado final.

Pero, ¿cómo se obtiene la versatilidad, imbricada tan profundamente en el poder de adaptación?

Una variedad de habilidades operativas es el primer requisito previo para cultivar la versatilidad. La segunda es ser un pensador profundo y creativo que logre conocer las complejidades de su negocio. Es decir, pensar profundamente en lo que hace que una organización funcione y sus diferentes capacidades y activos.

Aunque la educación formal en una disciplina en particular ayuda, se requiere una basta dosis de curiosidad para entender lo que hace un producto, cómo y por qué lo hace.

Esto implica asumir una mentalidad de aprendizaje continuo. Es salir y ver a la gente para hacerles preguntas porque realmente queremos ser lo mejor que podemos ser. Esa es la materia prima de la versatilidad y el ADN de los camaleones: reyes del lugar de trabajo.

 

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