Por Luis Martínez Alcántara
La selección mexicana de futbol se prepara para enfrentar a Canadá en las semifinales de la Concacaf Nations League el 20 de marzo en el SoFi Stadium de Inglewood, California.
Sorprendentemente, a pocos días del encuentro, aún hay boletos disponibles, situación inusual para los partidos del Tri en Estados Unidos. Esta baja demanda se atribuye al temor de la comunidad mexicana ante las recientes políticas migratorias y posibles deportaciones.
Las estrictas medidas migratorias implementadas por la administración del presidente Donald Trump han generado un ambiente de incertidumbre entre los inmigrantes. Este clima ha llevado a que muchos aficionados mexicanos, especialmente aquellos en situación migratoria irregular, eviten asistir a eventos masivos por miedo a ser detenidos o deportados. Esta preocupación se ha reflejado en la disminución de asistencia a partidos de la selección en territorio estadounidense.
Históricamente, el Tri ha contado con un sólido respaldo en Estados Unidos, con estadios llenos de seguidores apasionados. Sin embargo, en recientes encuentros, como el amistoso contra Nueva Zelanda en el Rose Bowl de California, la asistencia fue de apenas 25,271 personas, una de las más bajas en los últimos cinco años. Esta tendencia preocupa a las autoridades deportivas y refleja el impacto de las políticas migratorias en la afición.
El SoFi Stadium, con capacidad para 70,000 espectadores, aún tiene más del 60% de sus localidades disponibles para las semifinales de la Nations League. Los boletos, que van desde 63 dólares en las zonas altas hasta 715 dólares en áreas VIP, no han tenido la demanda esperada. La organización del evento ha expresado su inquietud por esta situación y busca estrategias para atraer a más aficionados al estadio.
Además del temor a las deportaciones, factores como los recientes resultados deportivos del Tri y la venta de boletos en paquete para dos partidos podrían estar influyendo en la baja asistencia. No obstante, la principal preocupación radica en garantizar la seguridad y confianza de los aficionados mexicanos en Estados Unidos, permitiendo que puedan apoyar a su selección sin temor a represalias migratorias.