Por Monserrat Californias
La esperada reunión de BTS tras completar el servicio militar de sus siete integrantes marcó el retorno de la agrupación más influyente del K‑Pop. El reencuentro generó una avalancha de emociones entre fanáticos en Corea y México, quienes acuden con fervor a conciertos y eventos como el BTS Festa. Este momento histórico no solo afirma su posición como íconos culturales, sino que también reactiva el fenómeno global que ha definido una generación.
El impacto económico del regreso de BTS es sobresaliente. Estudios estiman que un solo concierto podría dejar hasta 1.2 billones de wones (casi 1 000 millones USD), y su posible gira mundial en 2026 se proyecta generaría cerca de 1.87 billones de wones en ventas anuales. Además, antes de la pandemia BTS aportaba cerca de 4.65 millones de dólares anuales al PIB surcoreano, lo que representaba casi 0.3 % del total económico del país.
Académicos y especialistas coinciden: el retorno de BTS revitaliza el K‑Pop y la economía cultural. El profesor Heeyon Kim, de Cornell, estima que su presencia puede “redefinir” el éxito post‑militar en la industria y restaurar el impulso tras periodos de estancamiento. Para México, donde BTS ha cimentado una ferviente base de fans —la ARMY— y ha impulsado la enseñanza del coreano y el consumo de cultura surcoreana, su retorno significa una reacción positiva que genera interés de los eventos culturales locales.
La presencia de BTS fuera de Corea provoca un efecto notable en sectores como turismo, moda, cosméticos y tecnología. Se calcula que el envío de fans a Corea representó hasta 800 000 visitantes anuales por razones BTS, y sus conciertos internacionales inyectan grandes flujos de inversión cultural y económica. En México, el entusiasmo por su reencuentro ya fomenta intercambios educativos, actividades de ARMY y oportunidades para comunidades locales que organizan eventos, así como consumo y difusión de cultura coreana.
El reencuentro de BTS no sólo les devuelve el trono del K‑Pop, sino que ratifica su influencia como motor cultural y económico global. Para México, es un puente de conexión intercontinental, con valor socioeconómico y cultural tangible. Su impacto estimula la industria musical, amplía rutas de intercambio educativo y genera un sentido de orgullo y pertenencia comunitaria. En definitiva, BTS vuelve con fuerza, y el mundo —especialmente México— lo recibe con los brazos abiertos.