mar. Jun 17th, 2025

Por Monserrat Californias

Una mujer, identificada como Ivet, denunció públicamente haber tenido un “vínculo sexual” con Alejandro Sanz cuando era apenas una niña. El testimonio, difundido en redes sociales, describe cómo la admiración hacia el cantante derivó en una experiencia que califica como una “pesadilla”. 

La joven asegura que fue manipulada emocionalmente en un contexto de cercanía con el artista, lo que ha encendido las alarmas en torno a la exposición de menores al mundo del espectáculo. Según su relato, el acercamiento con Sanz comenzó durante su adolescencia, en un entorno de conciertos y encuentros como fan, sin la supervisión de adultos.

Afirma que lo que en principio parecía una experiencia privilegiada, se transformó en una relación tóxica marcada por el desequilibrio de poder, la manipulación emocional y encuentros íntimos para los que ella no estaba preparada ni protegida. “Yo era una niña”, enfatizó.

Hasta el momento, Alejandro Sanz no ha emitido ninguna declaración sobre estas acusaciones, y no se han reportado procesos judiciales abiertos. Sin embargo, el testimonio ha generado amplia atención mediática y debate en redes.

Más allá de la veracidad legal que puedan tener los señalamientos, el caso expone un patrón de vulnerabilidad frecuente entre menores y figuras públicas: la idealización puede abrir la puerta a situaciones de riesgo.

Este hecho subraya la importancia de que los padres y madres vigilen de cerca la relación de sus hijos con celebridades, influencers o artistas. La supervisión no debe limitarse al mundo físico; también debe incluir redes sociales, mensajes privados y espacios digitales donde se desarrollan muchos de estos contactos. Un ídolo, por famoso que sea, no debe tener acceso irrestricto a la vida de un menor.

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