dom. Nov 24th, 2024

A causa de la fuerte sequía se redujo a la mitad el nivel del río Suchiate, que separa a México de Centroamérica, donde los migrantes aprovechan la caída del afluente y la escasez de agentes fronterizos para cruzar sin restricciones.

 

La ribera luce desértica y, donde antes había suficiente agua, ahora los balseros que suelen llevar gente de Guatemala a la ciudad mexicana de Tapachula, han socavado la tierra y usan costales de arena para tener profundidad en la navegación.

 

De acuerdo con un reporte de la agencia EFE, en el terreno no hay presencia de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), de la Guardia Nacional (GN) o de alguna autoridad que vigilen el ingreso de migrantes.

 

Vicente Castro, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), citó la última revisión de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) del manto freático del Soconusco, que incluye al río Suchiate, en la que reporta que ha perdido casi el 50 por ciento de su volumen original.

 

“Desde el año 2010 a la fecha, el caudal de los ríos viene para abajo, han disminuido. En el caso particular del río Suchiate tiene una connotación adicional, que es un río fronterizo, que al tener un caudal muy bajo entonces permite que el tráfico de personas y de mercancías sea mucho más fácil”, explicó el catedrático.

 

Tan solo en Chiapas, donde se localiza Tapachula, más de la mitad del territorio vive condiciones de sequía, según el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), que advierte que casi el 60 por ciento del territorio de México tiene un grado de sequía de moderada a severa.

 

Como muestra el río Suchiate, la crisis del agua repercute en el fenómeno migratorio en México, que reportó una subida de cerca del 77 por ciento en la migración irregular en 2023, con más de 782 mil extranjeros indocumentados detectados.

 

El venezolano Rafael Uzcátegui es uno de los migrantes que ha colocado pedazos de madera para secar la ropa su familia y de él junto al caudal, donde contó que las altas temperaturas superiores a los 30 grados los han deshidratado porque no tienen dónde dormir y consumir agua.

 

“El río está seco, (no puede uno) bañarse, (darse) alguna ducha. (Pero) si pasa uno rápido (la frontera) por acá, esta ‘sequecito’, no hay problema para pasar, uno pasa normal, a diario pasan mil (personas), imagínese”, relató a EFE.

 

Este migrante, al igual que cientos de sus compatriotas, salió de su país por la difícil situación económica que enfrentaba, pero ahora todos están varados en la frontera sur de México, en espera de conseguir alguna forma de avanzar hacia la frontera norte y poder llegar a Estados Unidos en busca de oportunidades para salir adelante.

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