Por Luis Martínez Alcántara
La participación económica de las mujeres en México es del 46%, significativamente inferior al promedio del 67% de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para cerrar esta brecha, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que se deben incorporar 18.6 millones de mujeres al mercado laboral mexicano para 2035. Esta inclusión no solo promovería la equidad de género, sino que también impulsaría el crecimiento económico del país.
Según el IMCO, sumar a más mujeres a la economía podría aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) de México en 6.9 billones de pesos en los próximos diez años. Este incremento representaría un crecimiento significativo para la economía nacional, beneficiando a diversos sectores productivos. Además, una mayor participación femenina en el mercado laboral contribuiría a la reducción de la pobreza y la desigualdad en el país.
Para lograr esta meta, es fundamental implementar políticas públicas que faciliten la integración de las mujeres al ámbito laboral. Esto incluye mejorar el acceso a servicios de cuidado infantil de calidad y asequibles, promover la equidad salarial y garantizar condiciones laborales justas.
Experiencias internacionales, como la de Japón, demuestran que la expansión de servicios de cuidado infantil puede aumentar significativamente la participación femenina en la fuerza laboral.
El sector privado también juega un papel crucial en este proceso. Las empresas pueden adoptar políticas de inclusión y diversidad, ofrecer horarios laborales flexibles y fomentar entornos de trabajo equitativos. Estas medidas no solo benefician a las trabajadoras, sino que también mejoran la productividad y competitividad de las organizaciones. Además, la inclusión de más mujeres en puestos de liderazgo puede aportar perspectivas diversas y enriquecer la toma de decisiones.
La incorporación de 18.6 millones de mujeres al mercado laboral es una tarea ambiciosa, pero alcanzable. Requiere la colaboración de gobiernos, empresas y sociedad civil para derribar las barreras que limitan la participación femenina en la economía. Al hacerlo, México no solo avanzará hacia la igualdad de género, sino que también fortalecerá su economía y mejorará la calidad de vida de millones de familias.